Sobre la Iglesia Evangélica Bautista
La Iglesia Evangélica Bautista de Villalba (IEBV), situada en la calle Pío XII nº 7 de Villalba, es de confesión protestante y bautista. Hasta mayo del 2008, que se constituye como iglesia, fue punto de misión (lugar de culto o parroquia) dependiente de la Primera Iglesia Bautista de Madrid, en la calle General Lacy nº 18.
El arraigo de los bautistas como confesión en España, se remonta a más de 100 años atrás. Es una de las denominaciones históricas de referencia de la Iglesia Protestante en España.
La Iglesia Bautista practica el bautismo de creyentes: individuos convertidos, no niños. Actualmente hay unos 90 millones de bautistas en el mundo. En España, la Unión Evangélica Bautista de España (UEBE) agrupa a 140 iglesias en 39 ciudades. La Comunidad Bautista de Madrid (CBM) está formada por 43 iglesias.
La UEBE fue una de las denominaciones que impulsaron la creación de la Comisión de Defensa Evangélica bajo el franquismo, en 1956, y, en Democracia, es también cofundadora de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), que es la entidad que actualmente agrupa y vincula a la gran mayoría de iglesias de confesión protestante en la relación entablada con el Estado español a partir de los años 80; fruto de la misma son los Acuerdos de Cooperación con el Estado de 1992. La entidad representativa de los protestantes a nivel regional es el Consejo Evangélico de Madrid (CEM), que viene manteniendo desde 1995 convenios anuales con la Comunidad de Madrid fruto de un Acuerdo de Cooperación firmado precisamente en la iglesia madre de la IEBV.
Estos son los principios bautistas:
(Pincha en cada uno de ellos para una explicación más detallada. Se abrirá una ventana nueva.)
En relación con Dios:
- La absoluta soberanía de Jesucristo
- La Santa Biblia como única regla de fe y práctica
- Un culto espiritual y sencillo
De tipo personal:
- El énfasis en la persona
- El derecho al libre examen
- La libertad religiosa
- La evangelización del mundo
- El respeto a la autoridad civil
Sobre la Iglesia, o en relación con la Iglesia:
- La separación entre la Iglesia y el Estado
- La autofinanciación de las iglesias (La mayordomía cristiana)
- La administración eclesiástica congregacional
- La autonomía e interdependencia de las iglesias
- La comunión cristiana
La absoluta soberanía de Jesucristo
Este es el principio básico que determina y fundamenta toda la experiencia cristiana. Implica a los creyentes completamente y tiene primacía sobre todo aspecto de la fe y de su práctica. Jesucristo es el único que ha recibido la autoridad de Dios Padre y ha sido investido de soberanía, tanto en los cielos como en la tierra. Por ello tiene la preeminencia absoluta sobre todo lo creado. No hay otro nombre dado a los hombres, siendo reconocido Su señorío, por lo cual la iglesia dice: Jesucristo es el Señor.
La Santa Biblia como única regla de fe y práctica
Admitiendo a Jesucristo como Señor y Maestro, es necesario tener el mejor y mayor conocimiento en cuanto a Su voluntad expresa para llegar a ser hombres y mujeres perfectos o maduros completos) en Cristo, a semejanza de Jesús. Cada creyente crece en gracia a medida que crece en el conocimiento de Jesucristo. En la Palabra de Dios es donde el discípulo de Jesús encuentra la fuente inagotable de inspiración para la vida cristiana. Es en ella donde examina su conciencia (pensamientos y sentimientos) y donde confronta y madura su carácter y su personalidad.
Un culto espiritual y sencillo
Celebramos el culto a Dios de forma sencilla y adecuada al contexto, según los criterios que se desprenden del Nuevo Testamento, procurando, dentro de tal sencillez, conseguir vitalidad, reverencia, dignidad y unidad en favor del máximo aprovechamiento espiritual y de una experiencia auténtica en el culto cristiano.
El énfasis en la persona
La Palabra de Dios saca a cada persona individualmente de toda conexión humana y le pone en relación directa con Dios por medio de Jesucristo, para transformarle y darle una nueva visión en relación con el resto de personas situándole sobre la tierra como un embajador y siervo, santo y útil. El Estado, iglesias, instituciones o personas, por respetadas y respetables que sean, no deben obstaculizar que cada persona pueda libremente relacionarse con Dios y responder a Su llamamiento. La Fe cristiana, en su en su definición cristocéntrica auténtica, conlleva una vida espiritual plena que es vivida por cada individuo a través de la fe personal en Jesucristo, su único y suficiente Salvador.
El derecho al libre examen
Este es el camino apropiado e intransferible para que los creyentes crezcan, maduren y sean responsables de todo bien material y espiritual que han recibido de Dios. La Santa Biblia es un bien para todo hombre y por ello ha de ponerse al alcance de todas las personas pudiendo y debiendo ser explicada para su entendimiento personal y libre observancia. La promesa del Espíritu Santo, en relación a que guía a toda verdad y recuerda a cada discípulo las palabras de Jesucristo, sigue vigente, no para algunos privilegiados, sino para todas los hombres, independientemente de su edad, género y/o cultura. Dios no hace acepción de personas.
La libertad religiosa
Deseamos, promovemos y reclamamos para todos los hombres la libertad religiosa y el completo ejercicio de la misma. Creemos que la tolerancia religiosa es una mera concesión del Gobierno, pero que la libertad religiosa es el don de Dios para todos los hombres. Es uno de los derechos inherentes a la dignidad humana y debe ser respetado y defendido. Nuestra actitud, en relación con la libertad religiosa, como ciudadanos y cristianos, es una actitud consecuente, constructiva y digna.
La evangelización del mundo
Cada creyente y cada iglesia deben asumir la responsabilidad de proclamar la salvación por medio de Jesucristo en el mundo como si fuera el único creyente o la única iglesia para este cometido. Rechazamos el proselitismo, es decir, el pretender conseguir adeptos por la coacción o por la manipulación, o cualquier forma de agresión. Nos sentimos deudores de Jesucristo a la hora de evangelizar, esto es, de llevar el conocimiento del mensaje de Salvación para toda criatura. Esto lo realizamos siempre, en todo tiempo y en todo lugar por la Palabra, por el testimonio del Amor de Cristo y por una conducta coherente con las enseñanzas de Jesús. La Misión de transmitir el Evangelio comienza en la familia, las amistades y los compañeros de trabajo, sigue entre los vecinos, en la ciudad, en el estado y llega al resto del mundo.
El respeto a la autoridad civil
Los miembros de la Iglesia son conscientes del respeto y obediencia debidos a las autoridades que gobiernan local, autonómica y estatalmente. El sometimiento a las leyes es compatible con la fe y con los principios bíblicos. Asumimos la enseñanza de Jesús acerca de que como creyentes individuales y como Iglesia debemos dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
La separación entre la Iglesia y el Estado
La Iglesia de Jesucristo no necesita ni requiere el sostenimiento por parte del poder civil. Toda intervención en este sentido no es protección sino piedra de tropiezo para el cumplimiento de los objetivos cristianos, pudiendo con ello crear profesantes pero no creyentes. Sólo las metas conseguidas por el Evangelio y su práctica en el amor de Jesucristo tienen la bendición de Dios. La iglesia debe ser sostenida y desarrollada por aquellos hombres y mujeres que viven bajo el señorío de Jesucristo en sus vidas, sin ningún otro compromiso.
La autofinanciación de las iglesias
(La mayordomía cristiana)
Las iglesias deben ser sostenidas por sus propios miembros. La entrega generosa y gozosa de los diezmos y ofrendas como parte del culto a Dios es reconocer la soberanía del Creador sobre sus vidas. "De Dios es la Tierra y su plenitud, el mundo y los que en el habitan"; por tanto, cada creyente debe ser un diligente y sabio mayordomo y administrador de cuanto es y tiene. Los cristianos están llamados a rendir cuenta de su mayordomía a Dios, quien es Señor de todo y sobre todo.
La administración eclesiástica congregacional
Desde el punto de vista espiritual, todos los miembros de una iglesia tienen iguales derechos y obligaciones. El ejercicio del gobierno por la congregación exige, por su naturaleza, conocimiento y sabiduría. No es coherente como cristianos administrar y tomar decisiones en la iglesia desde la dejadez o la ignorancia sino que hemos de ser diligentes, prudentes y buscar la sabiduría. En la iglesia, los creyentes son los que gobiernan, por lo que es necesario que estos se formen y ejerzan el ministerio, poniendo sus dones a los pies de Jesucristo, único que puede ayudarles en las necesidades de gobierno y en todos los aspectos de su existencia.
La autonomía e interdependencia de las iglesias
Las iglesias bautistas son locales y autónomas, sosteniéndose por sí mismas y en relación con su propia identidad y membresía. Ninguna iglesia está por encima ni por debajo de otra; sin embargo, para conseguir las metas institucionales y promover la obra misionera, desarrollamos la comunión e interdependencia de las iglesias. Unidos fraternalmente y ofreciendo cada iglesia su cooperación voluntaria, se logran los fines propuestos a través de los organismos creados por la asociación de las iglesias en los niveles regional, estatal y mundial.
La comunión cristiana
Nos sentimos satisfechos y estamos contentos con la experiencia de la comunión en Cristo y en Sus enseñanzas con los hermanos de otras confesiones cristianas. Procuramos cultivar con ellos un compañerismo que produce bendición y que da gloria a Dios. La unión espiritual y la comunión fraternal de todos los verdaderos creyentes en Cristo es ya realidad. Tal unión y comunión es más íntima y persistente que la que resulta de cualquier fórmula y/o estructura eclesial o intereclesial. Nos sentimos y sabemos hermanos de todo aquel que acepta en su vida a Jesucristo como Señor y Salvador.